La enfermedad de Alzheimer es una dolencia que afecta al cerebro. Aprende más sobre los síntomas, las causas de la enfermedad, cómo se diagnostica y los tratamientos disponibles.
En Neuraxpharm desarrollamos alternativas farmacológicas para la enfermedad de Alzheimer. Una vez que tu médico haya determinado tus necesidades específicas, podrá recetarte el producto que mejor se adapte a tus necesidades y a tu estado.
El Alzheimer es una enfermedad progresiva asociada a un deterioro de las funciones cognitivas del cerebro. Afecta de diferentes maneras a cada persona, pero los síntomas pueden incluir pérdida de memoria y dificultades en la capacidad de pensar, la resolución de problemas y el lenguaje. El Alzheimer es la causa más frecuente de demencia.
Existen dos tipos principales de enfermedad de Alzheimer:
En todo el mundo, casi 50 millones de personas padecen Alzheimer o una demencia relacionada. Cada año surgen casi 10 millones de nuevos casos.
La enfermedad de Alzheimer contribuye al 60-70 % de los casos de demencia y, según la Organización Mundial de la Salud, se prevé que el número total de personas con demencia en el mundo alcance los 82 millones en 2030 y los 152 millones en 2050.
Los síntomas de la enfermedad de Alzheimer progresan lentamente durante varios años. El ritmo de progresión difiere de un individuo a otro.
Los estudios sugieren que los cambios en el cerebro pueden producirse al menos 10 años antes de que una persona empiece a mostrar síntomas de la enfermedad de Alzheimer.
Los síntomas suelen ser leves al principio y empeoran gradualmente con el tiempo. A veces se confunden con otras afecciones o se atribuyen inicialmente a la vejez.
Los síntomas de la enfermedad de Alzheimer pueden incluir:
La enfermedad de Alzheimer se divide generalmente en cuatro fases principales: fase prodrómica, fase inicial, fase intermedia y fase avanzada del Alzheimer:
La fase prodrómica de la enfermedad de Alzheimer es la primera manifestación de la enfermedad. En esta etapa, las personas tendrán algún deterioro cognitivo leve, como un empeoramiento de la memoria. Pueden tener dificultades para recordar nombres o seguir conversaciones, pero aún pueden realizar sus actividades rutinarias habituales.
En las primeras fases del Alzheimer, las personas pueden llevar una vida independiente. Pueden seguir realizando actividades cotidianas normales, como conducir, trabajar o participar en actividades sociales.
El principal síntoma durante la fase inicial de la enfermedad de Alzheimer son los fallos de memoria. Esto puede implicar el olvido de conversaciones o eventos recientes, tener problemas para pensar en la palabra correcta, olvidar los nombres de personas y lugares, hacer preguntas repetitivas o extraviar pertenencias.
También puede producir cambios de comportamiento y personalidad, como cambios de humor, aumento de la agitación o la ansiedad, sensación de confusión, dificultad para tomar decisiones o falta de juicio.
Durante la fase inicial de la enfermedad, estos síntomas pueden no ser muy evidentes, pero los familiares y amigos cercanos pueden notarlos.
La fase intermedia del Alzheimer suele ser la más larga de la enfermedad. A medida que avanza, los problemas de memoria empeoran.
A las personas que padecen la enfermedad de Alzheimer en su fase intermedia les resulta aún más difícil recordar cosas sencillas, como los nombres de las personas que conocen, y pueden tener dificultades para reconocer a sus seres queridos. Pueden requerir un mayor nivel de supervisión.
Otros síntomas de la fase intermedia que pueden desarrollarse son:
Durante la fase intermedia de la enfermedad de Alzheimer, los enfermos todavía pueden participar en las actividades cotidianas, pero cada vez necesitarán más ayuda y asistencia.
En las últimas fases de la enfermedad de Alzheimer, los síntomas son cada vez más graves. Puede ser angustioso para la persona que padece la enfermedad, así como para sus familiares y amigos.
En las últimas etapas, la persona puede perder su capacidad de entender lo que sucede a su alrededor. Las alucinaciones y los delirios pueden empeorar y pueden sentirse enfadadas y agresivas.
Otros síntomas de la fase avanzada que se pueden presentar son:
Durante las últimas fases del Alzheimer, puede ser necesario un cuidado a tiempo completo y una ayuda permanente para lavarse, vestirse, ir al baño, comer, beber y moverse.
Uno de los primeros signos del Alzheimer es la pérdida de memoria. La persona puede volverse mas olvidadiza. Algunos ejemplos son el olvido de fechas importantes, eventos o conversaciones recientes. Una persona con los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer puede preguntar lo mismo varias veces y recurrir a ayudas para la memoria, como anotaciones y recordatorios en el teléfono móvil.
Aunque todavía se desconoce qué es lo que desencadena la enfermedad de Alzheimer, se sabe que existen varios factores que aumentan el riesgo de desarrollar la enfermedad.
Se cree que la enfermedad de Alzheimer está causada por una acumulación de proteínas en el cerebro que forman estructuras anormales llamadas «placas» y «ovillos». Los científicos no saben exactamente qué causa el inicio del proceso, pero este comienza muchos años antes de que aparezcan los síntomas.
A medida que la enfermedad avanza, se pierden células nerviosas en el cerebro (neuronas). Cuando las neuronas se ven afectadas, se produce una reducción de los mensajeros químicos (neurotransmisores) que se encargan de enviar señales entre las células del cerebro. Estos cambios progresivos en el cerebro afectan a la capacidad de la persona para recordar, pensar, comunicarse y resolver problemas.
A muchas personas les preocupa la posibilidad de contraer la enfermedad de Alzheimer, sobre todo si un miembro de su familia la ha padecido. Sin embargo, tener antecedentes familiares de la enfermedad de Alzheimer no significa necesariamente que otros miembros de la familia vayan a padecerla.
Aunque la genética puede contribuir al riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, su efecto real sobre el aumento de posibilidades de padecer la enfermedad se considera pequeño. Los científicos han encontrado alteraciones de más de 20 genes diferentes que se asocian a un riesgo aumentado de padecer Alzheimer. Sin embargo, los estudios han llegado a la conclusión de que tener una de estas alteraciones puede tener solo un pequeño efecto en las posibilidades de desarrollar Alzheimer.
Aunque todavía no se sabe muy bien qué es lo que desencadena la acumulación de proteínas en el cerebro que conduce al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, existen varios factores que aumentan el riesgo de padecerla. Estos factores de riesgo incluyen:
Las últimas investigaciones sugieren que otros factores también pueden estar relacionados con el riesgo de desarrollar Alzheimer, como la depresión, el aislamiento social y la pérdida de audición
La esperanza de vida varía considerablemente en función de la edad de la persona cuando desarrolla la enfermedad de Alzheimer. Por término medio, una persona con la enfermedad de Alzheimer vive entre tres y 11 años después del diagnóstico, pero algunas pueden sobrevivir 20 años o más. La duración de la vida de un enfermo de Alzheimer depende de si se le diagnostica en la fase inicial de la enfermedad o más tarde. La enfermedad tiende a desarrollarse lentamente, y los síntomas empeoran gradualmente durante varios años. El ritmo de progresión varía mucho de una persona a otra.
Si te preocupa la pérdida de memoria o los problemas de planificación y organización, deberías pedir cita con el médico. El diagnóstico precoz es la mejor manera de hacer frente la enfermedad de Alzheimer y de hacer planes. También permite iniciar el tratamiento adecuado y la ayuda necesaria a tiempo.
No existe una prueba única para detectar la enfermedad de Alzheimer. En cambio, el diagnóstico se basa en una combinación de evaluaciones y pruebas físicas y mentales.
En la mayoría de los casos, el médico de cabecera será el primero en evaluar. Escuchará tus preocupaciones o las de tus familiares y realizará controles de salud sencillos y pruebas de pensamiento y memoria para evaluar el funcionamiento de las distintas partes del cerebro.
Una prueba común utilizada por médicos en atención primaria es el minimental (MMSE o MEC). Aunque no puede hacer un diagnóstico, el MMSE puede detectar problemas de memoria que requieren una investigación más profunda.
También se pueden solicitar análisis de sangre para descartar otras posibles causas de los síntomas y, si es necesario, se remitirán a un especialista para su evaluación.
Es importante tener en cuenta que cualquier prueba sencilla que realice tu médico de cabecera es solo preliminar. Si sospecha que se trata de la enfermedad de Alzheimer, te remitirá a ti y a tu familiar a un especialista de un hospital o unidad de memoria.
Actualmente no existe una prueba única y fiable para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer con precisión. Sin embargo, si se te remite a un especialista formado en deterioro cognitivo en un hospital o unidad de memoria, este realizará una evaluación neuropsicológica completa. Para ello, utilizará varios cuestionarios y herramientas diferentes para obtener un diagnóstico preciso.
Las pruebas especializadas evaluarán tus capacidades mentales y cognitivas, como la memoria, la concentración, la capacidad de atención, la resolución de problemas y las habilidades lingüísticas.
Además de una serie de evaluaciones clínicas, es posible que el especialista quiera ver más de cerca lo que ocurre dentro de tu cerebro y puede recomendar una tomografía computarizada o una resonancia magnética. Estos escáneres toman imágenes detalladas del interior del cerebro y ayudarán al especialista a evaluar si hay algún daño y, si es así, dónde está. Esto es importante porque un diagnóstico preciso determinará el mejor tratamiento y apoyo necesario. También puede ayudar a predecir cualquier problema futuro que pueda surgir.
La enfermedad de Alzheimer no tiene cura. La medicación puede ayudar a reducir temporalmente los síntomas, pero no puede erradicarla por completo ni evitar que se produzca la enfermedad.
Existen varios medicamentos que pueden recetarse para la enfermedad de Alzheimer con el fin de aliviar algunos de los síntomas.
Inhibidores de la acetilcolinesterasa (AChE)
Los principales tratamientos se denominan inhibidores de la acetilcolinesterasa (AChE). Estos medicamentos aumentan los niveles de acetilcolina, una sustancia presente en el cerebro que ayuda a la comunicación entre las neuronas. Pueden ser recetados por especialistas como neurólogos, geriatras o psiquiatras, o por un médico si lo aconseja un especialista.
Los inhibidores de la AChE pueden recetarse a las personas que se encuentran en la fase inicial o intermedia de la enfermedad de Alzheimer y pueden continuar como tratamiento de mantenimiento mientras exista un beneficio terapéutico.
Como ocurre con todos los medicamentos, pueden tener algunos efectos adversos, como náuseas, vómitos y pérdida de apetito. Si tienes alguna duda sobre los efectos adversos, es importante que hables con tu médico o farmacéutico para que te aconseje.
Existen tres inhibidores de la AchE distintos. Algunas personas responden mejor y experimentan menos efectos adversos con un tipo que con otro. Los médicos seleccionarán el tratamiento más adecuado a las necesidades de cada persona.
Antagonistas del receptor de NMDA
Los antagonistas de los receptores de NMDA son una clase de medicamentos que actúan bloqueando la cantidad excesiva de una sustancia química llamada glutamato en el cerebro.
Pueden utilizarse en personas con Alzheimer moderado o grave y también pueden recetarse a personas con Alzheimer grave que ya estén tomando un inhibidor de la AChE.
Se pueden experimentar algunos efectos adversos como dolores de cabeza, mareos y estreñimiento, por lo que se aconseja hablar con un médico o farmacéutico en caso de duda.
Otros medicamentos
En las últimas fases de la enfermedad de Alzheimer, la persona suele desarrollar graves síntomas conductuales y psicológicos. Al principio puede experimentar una depresión, que puede ir seguida de ansiedad, mayor agitación, agresividad y alucinaciones. En estos casos, se puede recetar medicación.
La medicación no es la única opción de tratamiento para los enfermos de Alzheimer. La terapia tiene un papel importante en el tratamiento de la demencia.
La intervención en la enfermedad de Alzheimer incluye terapias y actividades como el entrenamiento de la memoria, la estimulación mental y social, ejercicios de orientación y programas de ejercicio físico. Otras intervenciones no farmacológicas pueden ser la terapia artística, la musicoterapia y el contacto con animales. No existen muchos estudios sobre la eficacia de las intervenciones no farmacológicas, pero los expertos creen que pueden mejorar el rendimiento cognitivo, retrasar la pérdida de capacidades mentales, ayudar a las personas a mantener su independencia durante el mayor tiempo posible y contribuir a aumentar el bienestar y la calidad de vida. Las intervenciones más adecuadas dependerán de varios factores, como:
Una dieta sana y equilibrada es esencial para todo el mundo, pero en el caso de los enfermos de Alzheimer, una mala alimentación puede aumentar los síntomas conductuales y provocar la pérdida de peso. En general, no es necesaria una dieta especial para los enfermos de Alzheimer y se aplican las siguientes recomendaciones de alimentación saludable: Generalmente, non occorre una dieta speciale per i pazienti affetti da Alzheimer, perciò si raccomandano le seguenti abitudini per una sana alimentazione:
El ejercicio regular es muy beneficioso para los enfermos de Alzheimer, ya que ayuda a mejorar los niveles de forma física, mejora el estado de ánimo, disminuye la ansiedad, reduce la presión arterial, mejora los niveles de azúcar en sangre y mantiene el peso.
Es importante elegir un ejercicio que sea seguro y adecuado para el individuo y sus capacidades. El ejercicio suave puede consistir en un breve paseo diario, un poco de jardinería, yoga, taichí, o incluso bailar.
Es necesario investigar más sobre hasta qué punto la actividad física mejora la memoria o retrasa la progresión de la enfermedad de Alzheimer.
Dado que aún se desconoce la causa exacta de la enfermedad de Alzheimer, no existe una forma definitiva de prevenirla por completo. Sin embargo, mantener un estilo de vida lo más saludable posible puede ayudar a reducir el riesgo de que se desarrolle la enfermedad de Alzheimer.
Las enfermedades cardiovasculares se han relacionado con un mayor riesgo de padecer Alzheimer, por lo que las medidas para mejorar la salud cardiovascular pueden ser beneficiosas. Entre ellos se encuentran:
Existen algunas evidencias que también sugieren que los índices de demencia son menores entre las personas que intentan mantenerse activas mental y socialmente. Esto puede lograrse mediante actividades de voluntariado en la comunidad local, la participación en actividades en grupo, la lectura, la socialización con amigos y la práctica de nuevas aficiones.
Todavía queda mucho por saber sobre los factores de riesgo, el diagnóstico y el tratamiento eficaz de la enfermedad de Alzheimer. La investigación está ayudando a los científicos, los médicos y la comunidad sanitaria mundial a construir una imagen más detallada de lo que ocurre en el cerebro cuando se desarrolla la enfermedad de Alzheimer.
Hay un número importante de proyectos de investigación en curso sobre la enfermedad de Alzheimer en todo el mundo.
En 2020, había 121 terapias únicas en ensayos clínicos para la enfermedad de Alzheimer, según lo registrado en la base de datos mundial clinicaltrials.gov. La categoría más grande de medicamentos en estos ensayos clínicos es la de agentes modificadores de la enfermedad‐que se dirigen al inicio o a la progresión de la enfermedad de Alzheimer. También hay un número creciente de fármacos conocidos como agentes reposicionados que se han desarrollado para otras enfermedades y que también pueden tratar eficazmente el Alzheimer.
Los investigadores están deseando encontrar una forma de detener o retrasar la progresión de la enfermedad. Hay que seguir trabajando en este campo, pero cada vez se entiende mejor cómo la enfermedad de Alzheimer afecta al cerebro. Esto ha dado lugar a posibles opciones de tratamiento que podrían retrasar la progresión de la enfermedad
Los futuros desarrollos del tratamiento del Alzheimer podrían incluir una combinación de diferentes fármacos. Se trata de un enfoque similar al del tratamiento de ciertos cánceres y del VIH y el SIDA, que implica la administración de varios medicamentos.
Las estrategias de tratamiento que se están investigando actualmente incluyen:
El desarrollo de nuevos tratamientos para la enfermedad de Alzheimer es un proceso lento que requiere una investigación y un análisis minuciosos. Aunque el ritmo puede ser frustrante para las personas que padecen la enfermedad y sus familias, que están a la espera de nuevas opciones de tratamiento, hay optimismo respecto a los avances en la mejora del diagnóstico, el tratamiento y la prevención del Alzheimer.
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